Asumí que ya no le quedaba otra opción: correr hasta que las fuerzas se le acabaran porque lo estaba persiguiendo un perro, iba gritando: ¡Me quiere morder, sálvenme!
En un callejón se escondió y esperó hasta que el perro se fuera, pero no se iba.
En un callejón se escondió y esperó hasta que el perro se fuera, pero no se iba.
Llegó el atardecer y todavía el perro estaba ahí, esperando a que saliera el que creía era su dueño.
Violeta Pineda Hernández (4to grado)
Primaria Urbana Estatal 13 de Septiembre.
Instructora. Magdalena Zúñiga
Violeta Pineda Hernández (4to grado)
Primaria Urbana Estatal 13 de Septiembre.
Instructora. Magdalena Zúñiga
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